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Cuarto de invitados
Teresa Salgueiro, músico y cantante
“Porque somos creativos podemos cambiar de verdad el mundo”
Por Esther Peñas
Hablar de Teresa Salgueiro (Lisboa, 1969) remite al corazón de una de las formaciones musicales más auténticas y delicadas, ‘Madredeus’. Durante veinte años fue la voz de la banda. Pero veinte años son demasiados, y las ilusiones y las ganas se entumecen y terminan agotándola. Así que, en 2007, Teresa decidió abandonar el grupo para entonar en solitario. Desde entonces ha participado en trabajos de otros músicos, incluso en la película ‘Historia de Lisboa’, de Wim Wenders. Cinco años después presenta su primer disco, ‘O misterio’, grabado en un monasterio, frente al océano. La gira de presentación la ha llevado, de momento, a Italia, Eslovenia, Croacia, Méjico, Portugal, Polonia y España. Hablar con Teresa Salgueiro es un regalo de esos con los que de vez en cuando te sorprende la profesión.
¿Cansa la vida nómada que exige su profesión?
Me cansó antes, al principio; después me acostumbré, y ahora me hace falta. Cada vez me gusta más conocer lugares nuevos, personas de otras culturas, con otras costumbres. Cuando se inicia un movimiento determinado termina desembocando en la inercia, y ésta es difícil de cambiar.
Entonces, ¿no pesa el desarraigo?
Por veces sí, no sólo echando de menos a tu familia, sino que tantas veces llego a un lugar y me gustaría quedarme más tiempo… pero, aún así, me resulta un enorme privilegio entrar en contacto con otras gentes, otros países; te regala perspectivas del mundo diferentes, te enriquece mucho. Sí, a veces echo de menos estar en mi casa, a veces echo en falta no poder permanecer más en algunos sitios, pero sé, y así lo siento, que hay un tiempo para cada cosa en la vida. La mía es una vida nómada, sí, movida, pero me gusta, sobre todo porque me mueve el ímpetu, la voluntad de compartir lo que hago.
Aludiendo al título del disco, ¿cuál es el misterio que más sorprende y fascina a Teresa Salgueiro?
El misterio propio de la vida, su origen, que remite al misterio de una fuerza inteligente que soporta todo, dirige y cuida el mundo; la presentimos, la intuimos, en el universo, en la naturaleza y, sobre todo, en la vida en general y en la existencia humana en toda su complejidad. El misterio de las preguntas sin respuestas, la noción clara de que estamos aquí para conocernos a través de los otros, de nosotros y de las cosas que conforman nuestra vida.
¿Una vida es suficiente para conocernos?
Una vida, la vida, nos permite conocer nuestra dimensión, humana, y por tanto limitada y finita; una vida nos conduce al hecho de que no podemos conocer todo, y eso nos dice cuán frágiles y pequeños somos. Es otro misterio. Pero, además de frágiles, somos creativos, y eso hace de nuestra existencia algo realmente hermoso e impresionante. La creatividad es una de las herramientas que tiene el ser humano de cambiar el mundo. Somos frágiles por un lado, muy fuertes por otro... y porque somos creativos podemos cambiar de verdad el mundo.
Pues algo hemos hecho mal…
Cuando se observa la historia humana se ve que ha habido una evolución. Muy lenta, demasiado lenta, si quieres, es cierto que existen grandes injusticias, un total desequilibrio en la distribución de los recursos y resulta increíble cómo durante tantos siglos sigue siendo así, cuando pudimos aprender y comprender el modo de arreglarlo. La naturaleza humana sigue siendo egoísta, la mentira está a la orden del día, pero al mismo tiempo creo en la fuerza y en la esperanza; hay que tener los ojos abiertos, ejercer la responsabilidad de la palabra y del acto, de lo que decimos y de lo que hacemos, pues todo, por más pequeño que sea el gesto o más corta la palabra que pronunciemos, tiene una repercusión.
¿Produce vértigo, después de tanto años, lanzarse por vez primera a la composición de música y letra?
No, vértigo no, más bien mucha alegría. Ha sido un proceso muy interesante, he encontrado la gente adecuada para trabajar, y siento que el grupo suena a la perfección y que, entre nosotros, también hay una sintonía personal, y ese rasgo de humanidad se traslada a la composición. Lo primero que surgió fue la melodía, que resultó un trabajo conjunto en el que cada uno de nosotros aportaba su propia sabiduría y la ponía al servicio de una idea común. De este modo, la música nos ha permitido el encuentro de distintas sensibilidades. La letra ha surgido de un proceso más solitario. La música y yo, encajando las palabras. Al principio pensé que no era capaz. Después, algo mágico –un misterio- sucedió, y todo iba fluyendo naturalmente.
¿En qué se inspiraba para componer?
Todo está inspirado en las emociones que la música me transmitía; en algunos casos, ya sabía de qué iba a hablar, como en ‘A fortaleza’, ‘A batalha’ o ‘Cántico’. El resto surgió de un profundo encuentro conmigo misma, así logré que cada palabra encajara con la métrica sin forzarlas.
Cuando ‘Madredeus’ se disolvió, muchos estuvieron pendientes de usted. La voz siempre es el alma de toda formación. ¿Cree que ya ha conseguido un sonido propio, único, distinto al de su antiguo grupo?
Es el sonido que quería crear, pero podemos crecer mucho más juntos; me identifico profundamente con el sonido de este disco, pero espero y quiero seguir evolucionando lo más que podamos. En ‘O misterio’ hemos partido de un punto sencillo: cinco instrumentistas, la voz y el propósito de utilizar de un modo sincero y simple, pero a la vez imaginativo, cada uno de esos instrumentos, contemplando todas las posibles combinaciones. Se trata de sacar el mayor partido musical, pero siempre al servicio de una idea que dé sentido al lenguaje que estamos creando. Cada disco que se concibe es un lenguaje nuevo, un mensaje nuevo. Por eso la palabra tiene que tener un gran peso, tan importante como la música.
¿Duele ‘Madredeus’?
No. Los veinte años que estuve en ‘Madredeus’ han sido una inspiración, a todos los niveles; para mí supuso un viaje extraordinario, me permitió el contacto con otras culturas, con otros públicos de países distintos, y ese ha sido el capital heredado, el amor que despierto en tantas regiones del mundo, el interés por mi trabajo desde que salí del grupo.
Pero se demoró en confeccionar un disco propio…
No tenía prisa, y lo primero que surgió fueron proyectos en forma de colaboraciones o encuentros con otros artistas. Quería hacer este proyecto, grabar un disco, este disco, pero para ello necesitaba a las personas justas, adecuadas. Y ha llegado a su tiempo.
A propósito de su canción ‘A falsedad’. ¿Cómo distinguir lo auténtico de lo falso?
Es difícil, sobre todo porque muchas veces queremos creer que las cosas son distintas a como sabemos que son porque nos proporcionan un estado de vida del que nos da miedo salir. Por otro lado, la gente no proporciona toda la información que debería de saber el otro. Pero siempre la verdad viene al tono, siempre reluce, basta estar atento. Es importante el contacto con nuestro pensamiento, hacer lo que creemos que debemos de hacer, que haya una coherencia entre el pensar y el obrar; buscar nuestro lugar, buscarlo con paciencia y con urgencia, al mismo tiempo, mantener la calma y, como digo en la canción, creer en y crear una comunicación pacífica y sincera.
Suena a un mundo feliz…
Es que no es tan difícil hacer del mundo algo sencillo, un lugar espléndido, porque es un lugar perfecto en el que todos podemos –podríamos- tener el suficiente espacio para vivir; pero la gente se traiciona y teje una tela de araña de convenciones y prejuicios. El mundo donde vivimos está preparado para que encajemos, por veces lo hacemos, pero a veces no. Hace falta el respeto, al otro y a uno mismo.
Cuando echa la vista atrás, desde aquellos comienzos neo-punk en ‘Amanti’, ¿qué es lo que no ha cambiado en Teresa Salgueiro?
¡Amanti! Fue mi primer grupo. Teníamos sólo una canción... lo que no ha cambiado ha sido mi amor por la música, por el canto, por mi lengua, el portugués, que ha crecido más y más… la sensación de pertenencia a una cultura, la portuguesa, el amor profundo por mi país, un país muy particular… he dedicado toda mi vida adulta a cantar sobre una cierta idea de Portugal, un país que ha sabido acoger distintas culturas.
¿Y qué tal trata Portugal a sus músicos?
Portugal no es un país en el que la música tenga apoyos, ninguno, ni siquiera históricamente ha tenido la música una consideración social; de hecho, la música más popular ha nacido y vivido de manera marginal, hasta que ha ocupado su lugar gracias a Amalia Rodrigues, que lo hizo evolucionar de tal manera que lo encumbró. Pero cuando nos dedicamos con disciplina y amor a un arte como la música, cuando te entregas con honestidad a ella, al final recoges tus frutos. Es tan real la poesía y la música como las cosas materiales de la vida, están ahí y soportan el mundo.
¿Qué música española escucha?
No conozco muchas cosas... Luz Casal, Tomatito…